Cuando estaba en el instituto cursando 3º de BUP la profesora de filosofía nos contó una historia que cambió mi forma de ver las relaciones de pareja. Nos explicó en qué consistía la teoría del amor platónico. Según ella, Platón decía lo siguiente: “Cuando las personas se llevaban bien con los Dioses tenían 2 sexos, y se vivía en armonía, pero algo hicieron que enfadaron a los Dioses y lo separaron en dos mitades, esparciéndolos por el mundo conocido. Por eso desde que nacemos, siempre buscamos esa otra parte que nos hace personas, que nos complementa”.
Esta versión dista mucho del concepto de un amor no consumado, por lo que en aquella época, donde yo era un adolescente os podéis imaginar el impacto que tuvo esta historia. Aunque por otro lado se parece mucho a lo de la media naranja, qué también hablaré de ella… la naranja.
Hace un mes, mi hermano se enfrentaba a un reto en su vida, y hablando con él me comentaba cosas como miedo a lo desconocido, a lo que pueda pasar etc. Me acuerdo que le comenté: “hermano, miedo a nada, respeto a todo, así que tú para delante como los de Alicante”.
Hablamos sobre las decisiones que tomamos, basadas en la experiencia pasada, en el miedo a lo que pueda ocurrir o lo que ocurre en ese momento, que tenemos miedo a todas esas cosas, pero en realidad… no merece la pena preocuparse o tener miedo puesto que no sabemos cómo se va a desarrollar el futuro. Y luego viene alguien y te dice que el tiempo lo cura todo.
Yo creo que el tiempo no cura nada, solo la adaptación a esa nueva situación es la que hace que salgas hacia delante.
Todo esto me hizo pensar sobre los modelos de tomas de decisiones que estudio en CRM, se podían aplicar no sólo a la aviación o en el entorno Spa, sino que también en la vida diaria.
Aunque hay gente que piensa que las decisiones se toman de forma impulsiva y dependiente de las emociones, para no equivocarnos deberíamos seguir un proceso, en el cual también están envuelta estos sentimientos pero estarían más controlados.
Tomemos como ejemplo buscar novia. Aunque una vez un amigo me comentó, que los trabajos eran como las novias, uno no soltaba uno hasta no tener bien atado el otro, veremos que no todo es así, es más bien, el proceso que sigue Tom Cruise en su película misión imposible.
Habría que definir cuál es el problema, bien… es sencillo, estás solo. Luego tenemos que generar opciones, la que nos vuelve loco, la que se enfada, la que nos quiere, la que quieres, la que solo con una mirada te derrite, la que al verla caminar sientes el deseo de seguirla hasta el fin del mundo. En la generación de opciones también tenemos que analizar las circunstancias que rodean a esa opción, padres, hermanos (si son muy grandes), ¿cómo te sentirías con ellos?.
Una vez analizadas las opciones procedemos a la decisión, donde también hablamos de la estrategia a seguir. Mi madre, que era de La Gomera, era muy sabia y me decía, Rafi, para conquistar a una chica, primero tienes que conquistar a su madre. Es fundamental llevarte bien con la madre, hermanos o hermanas, porque contarás con ellos para la siguiente fase. Y el siguiente paso es asignar las tareas, en donde juega un gran papel la madre que ya has conquistado, los hermanos, amigos.
En la película “mis primeras 50 citas”, la chica sufre una enfermedad que la hace olvidar todo lo sucedido el día anterior. Y hay un chico que quiere conquistarla, pero sus esfuerzos se ven frustrados al día siguiente y tiene que intentar conquistarla todos los días, lo cual despierta envidias en algunas de sus amigas.
No creáis que el proceso de toma de decisión ha acabado, siempre hay que empezar de nuevo, hay que hacerlo una y otra vez, hay que conquistar y querer todos los días, porque es algo dinámico, por eso el último punto debería ser, revisión del plan.
¿Te has decidido a tomar una decisión? Ahora no tienes excusas, ¡tienes un plan!