Hace unos meses tuve el enorme placer y honor de mantener una conversación por Instagram con Pedro Fleitas. El es una de esas personas que te hace sentir cómodo, cubriendo los espacios que tu dejas, tanto dentro como fuera del tatami.
Como nos conocemos desde hace muchos años, yo… me dejé llevar.
Casi al final de la conversación me hizo una pregunta que me dejó un poco en fuera de juego, no por otra cosa, sino porque yo veía tan clara la respuesta. La pregunta en concreto fue: “Actualmente existe una crisis existencial, tu como piloto, miembro activo de la Bujinkan Dojo, profesional del coach y del PNL, qué formato darías para la salir de esta crisis”. Yo respondí un: “tenemos que dejarnos de tonterías”. Pero claro, quizás no hubiera sido la mejor respuesta que pudiera haber dado, sobre todo por el medio en que me encontraba, pero es que me encontraba tan cómodo… tan libre de ser yo… que se me escapó, y por eso pido disculpas, por las formas… no por el contenido, porque sigo pensando lo mismo.
Me gustaría matizar mis palabras, como siempre hago.
La respuesta a esa pregunta, pensada y elaborada sería algo así: En cualquier crisis existen 2 tipos de personas. Las que son la causa de sus resultados y las que son el efecto de sus resultados. Aunque pueda parecer lo mismo, no es igual.
Estar en la causa, significa que todo lo que me sucede, todos los resultados que obtengo son mi responsabilidad, no quiero decir que le crisis sea por lo que yo he hecho, o que el covid fue por mi culpa… lo que quiero decir es que yo tengo el control absoluto de los resultados que yo obtengo a partir de ahora y me hago responsable de mis actos
Estar en el efecto, sin embargo, culpo a alguien o a algo más. Nunca es mi culpa por lo que mi vida es aleatoria y en manos de Dios. No estoy diciendo que Dios, Dioses u otras deidades tengan algo que ver, lo que quiero decir es que ese poder de aprendizaje de avanzar lo estoy negando, siendo una persona pasiva.
Está claro cuál de las dos es la preferida. Pero por desgracia no es la más común.
Con la crisis existencial pasa lo mismo. Pero me gustaría añadir el factor amor y el factor respeto.
Con estos 2 nuevos ingredientes en nuestra ensalada, no habría malos tratos, no habría machismo, no habría feminismo, no habría conflictos si yo sigo a un partido político o a un equipo de futbol determinado. ¿Por qué? Porque nos amamos y nos respetamos tal y como somos.
En uno de los grupos de WhatsApp en los que estoy metido, tengo un buen amigo mío, lo quiero y lo respeto muchísimo, pero no podemos estar sin “pelear”. El es exactamente lo opuesto a mí. Seguidor del Barcelona, una inclinación política que yo no comparto, volaba Boeing… Nos encanta “discutir” y rozar el insulto por el chat, pero los dos sabemos que es broma. Cuando nos vemos, no podemos parar de reír contando las historias que vivimos juntos en la escuela de pilotos cuando éramos instructores.
Nosotros hemos aprendido a dejar las tonterías de lado y enfocarnos en lo que realmente importa. El amor y el respeto