A lo largo de la vida, nos enfrentamos a situaciones que nos sacan de nuestra zona de confort, nos retan y nos hacen crecer. Para mí, una de esas situaciones ocurrió cuando compré un apartamento en Vietnam y, de repente, llegó la COVID-19. Hoy quiero compartir contigo cómo esa experiencia me condujo a una nueva forma de lidiar con el estrés y la presión, particularmente en el ámbito empresarial.
¿Alguna vez has sentido una presión tan abrumadora que no sabes cómo afrontarla? Te entiendo, estuve en esa misma situación. Cuando compré aquel apartamento, tenía grandes planes. Imaginaba cómo lo decoraría, las experiencias que viviría allí, el alquiler que obtendría… Pero la COVID-19 cambió todo. De repente, me encontré atrapado en una situación que parecía ser un callejón sin salida.
El estrés y la presión eran abrumadores. Pero en lugar de rendirme, decidí enfocarme en encontrar soluciones. Empecé a estudiar diferentes técnicas para afrontar el estrés, y descubrí la terapia de línea de tiempo y la programación neurolingüística. Me di cuenta de que, en lugar de evitar las emociones negativas, necesitaba enfrentarlas y transformarlas en aprendizajes.
Con ayuda de estas técnicas, elaboré una serie de preguntas que hoy quiero compartir contigo. Estas preguntas me ayudaron a transformar mi visión de la situación y a liberarme del estrés.
- Primera pregunta: ¿Qué es bueno sobre esto? A pesar de la complejidad de la situación, buscaba el lado positivo. Me di cuenta de que, a pesar de los desafíos, había aprendido a adaptarme a un entorno completamente nuevo.
- Segunda pregunta: ¿Qué sería bueno sobre esto? Imaginé un escenario positivo dando por hecho que la situación cambiaría. Me visualicé vendiendo el apartamento con beneficios, y esa imagen me llenó de motivación.
- Tercera pregunta: ¿En qué contexto esto sería bueno? Intenté ver la situación desde otra perspectiva, cambiar el foco de atención. Me di cuenta de que, aunque no era el mejor momento para vender, era un excelente momento para aprender y crecer.
- Cuarta pregunta: ¿Qué necesito para sentirme bien? Identifiqué mis necesidades emocionales, y trabajé en satisfacerlas. Yoga, meditación, paseos al aire libre…Cualquier cosa que me ayudara a encontrar el equilibrio.
- Quinta pregunta: ¿Qué tengo que aprender de esta situación? Esta pregunta me permitió transformar el estrés y la presión en una oportunidad de aprendizaje. Aprendí, por ejemplo, que no siempre puedo controlarlo todo, pero sí puedo controlar mi reacción ante lo que sucede.
- Sexta pregunta: ¿Qué haré o hubiera hecho diferente? Reflexioné sobre las decisiones que tomé y cómo podrían haber sido diferentes. Esto no solo me proporcionó valiosas lecciones para el futuro, sino que también me ayudó a liberar cualquier remordimiento o culpa.
Tras hacerme estas seis preguntas, me sentí liberado del estrés. Fue un trabajo diario, de paciencia y perseverancia. Finalmente, logré vender el apartamento en el peor mes de la COVID y, lo más importante, con beneficios.
Recuerda, el estrés y la presión son parte de la vida y, por ende, de los negocios. Pero ¿sabes qué? Puedes transformarlos en oportunidades de crecimiento. Te animo a hacer tuyo este proceso y a comenzar a liberarte del estrés hoy mismo.