Una amiga me pidió que escribiera sobre por qué últimamente la gente estaba decantándose por hacer artes marciales en lugar de ir a un gimnasio a machacarse. Me pareció buena idea, puesto que soy instructor de un arte marcial y soy un friki de este mundo.
Para mí no es difícil porque me he dedicado a esto desde que empecé con Karate a los 7 años de edad.
Es muy común empezar por un motivo determinado, una motivación: porque eres un bala perdida y tus padres necesitan que tengas disciplina (mi caso), reconocimiento al competir (mi caso), o que se tuvo una experiencia y necesitas un poco más de seguridad en ti mismo (mi caso).
Realmente no importa los motivos para empezar, siempre me acuerdo de mi maestro que me dijo, ¿cuáles son los motivos para seguir?
En el arte marcial que practico no hay competiciones de ningún tipo y muchas veces me preguntan cuál es el motivo de que entrene, que de clases etc… si al final no voy a tener un beneficio de ningún tipo. Los motivos son personales e intransferibles, como el billete de avión que utilizamos muchos que se encuentran en mi misma situación, para viajar a Japón para entrenar.
No tengo ni idea de por qué la gente, ahora, se decanta por las artes marciales en lugar de ir a un gimnasio, pero los beneficios que eso proporciona son innumerables, pero si os ponéis a pensar son los mismos que te da cualquier ejercicio: disciplina, buena salud física y mental, y un largo etc., quizás las artes marciales ayuden más a la sociedad.
Cuando hice el servicio militar, nunca se me olvidará las palabras que nos dedicaron en el recibimiento, parecía que ibas a la cárcel y el sentimiento que me quedó fue: “no saldré de aquí en la vida”.
“El servicio militar se hizo para servir, y vosotros servís y los que no, están en su casa”, en ese momento me entró un sudor frío y pensé que era un poco discriminatorio para aquellas personas que por cualquier motivo no podían hacer el servicio militar, ¿entonces no servían?.
Ahora, desde la posición que me da la madurez y de ver esos capítulos de mi vida 17 años después, me doy cuenta que todos servimos a la sociedad, cada uno en nuestra medida, cada uno ponemos nuestro granito de arena para que esto ocurra y con nuestras herramientas.
Quizás ahora, que está de moda las artes marciales y de su claro origen militar, nos encontramos en una era en la que estamos tomando conciencia de que necesitamos ayudarnos, y servirnos los unos a los otros y las herramientas que usemos sean las artes marciales.